viernes, 28 de noviembre de 2008
BLANCONEGRONEGROBLANCO....
DIA NACIONAL DEL CANDOMBE
jueves, 27 de noviembre de 2008
Uruguayos - Alberto Candeau
"Lo hacen al pie del Obelisco a los constituyentes de 1830, autores del primer Código Fundamental de la República, en el que los orientales ratificamos nuestra voluntad de constituirnos en Nación libre y soberana y consagramos la norma sesquicentenaria que instauró la noble práctica de renovar a los representantes de la ciudadanía mediante su voto libérrimo, en un día como el de hoy, el postrer domingo del mes que ya fenece."
Dentro de su importante obra artística, cabe destacar su actividad como actor teatral, la cual le valió múltiples reconocimientos por parte de el Círculo de la Crítica, la Asociación de Críticos Teatrales del Uruguay y la Casa del Teatro. En el cine participó en los filmes uruguayos "El pequeño héroe del Arroyo de Oro" y "Ladrón de sueños" y los argentinos "El candidato" y "Placer sangriento". Asimismo tuvo incursiones en el radioteatro y la televisión.
Fue asimismo un prolífico director de teatro, poniendo en escena diecisiete espectáculos entre 1955 y 1985, de los cuales dieciséis fueron para la Comedia Nacional y uno para El Galpón. De estas obras, se destacan "El chalet de Gardel" de Víctor Manuel Leites, "Procesado 1040" de Juan Carlos Patrón y "Despierta y canta" de Clifford Odets. También presidió la Casa Bertolt Brecht de Montevideo, a través de la cual difundió las obras de Brecht en distintas salas de Uruguay.
Su voz grave y sus cualidades como orador, le valieron la participación en distintos fonogramas compartidos en los cuales se cuentan la serie de relatos históricos "La patria vieja" editados en 1965 junto al músico Daniel Viglietti, que tratan sobre el prócer uruguayo José Gervasio Artigas. Los mismos fueron editados en conjunto por el SODRE y el desaparecido sello discográfico Antar. También participó en la grabación de "Crónica de Hombres Libres" junto a Tabaré Etcheverry en 1972. Este otro relato histórico que abarca hasta 1935, fue prohibido por la dictadura uruguaya, pudiendo ser editado recién en 1984.
Fallece en Montevideo, el 22 de enero de 1990.
Datos: Wikipedia
miércoles, 26 de noviembre de 2008
LA FIGARI EN LOS PREMIOS TABARE / La República 2008
viernes, 21 de noviembre de 2008
Táctica y Estrategia
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
Mi táctica es
hablarte
y escucharte
y construir con palabras
un puente indestructible
Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no se como, ni se
con qué pretexto
pero quedarme en vos
Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
Mi estrategia es
en cambio más profunda y más simple
mi estrategia es que un día cualquiera no se como, ni se con qué pretexto por fín me necesites.
Mario Benedetti
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Estupendo recital de HUGO FATTORUSO y LA FIGARI
lunes, 17 de noviembre de 2008
JOAN MANUEL SERRAT - Carta íntima a Montevideo
Ayer hablé por teléfono con Galeano y me contó que el tiempo está muy inestable por ahí. El invierno empieza a mostrar su cara de palo y los plátanos de sombra ya están arreglando sus cosas antes de echarse a dormir.
Cuando nos vimos las caras por primera vez, Montevideo, verdeabas por los cuatros puntos cardinales y las muchachas se desparramaban adormiladas en los pastos del Parque Rodó, robándole el brillo al Sol del mediodía para llevárselo puesto. Era noviembre de 1969. Aquel año fue el primero de mi vida que tuvo dos primaveras.
Viajé desde Buenos Aires con Edmundo Rivero, el de las manos como capazos y la voz de trueno; con él compartía cartel en el Parador del Cerro. Vine para un par de días, con urgencias, como siempre, y, nada más llegar, después de atender un par de periodistas, tan convencidos como yo de lo efímero del éxito, en especial el mío, salí del hotel con la intención de bajar al puerto a cumplir con una antigua promesa: encontrar la sombra perdida del Graf Spee.
De niños, el Tito y yo, conmovidos por el heroísmo de aquellos marineros, rubios como la cerveza, que hacían de buenos en la película, nos juramentamos, al salir del cine, que, en cuanto fuésemos mayores, iríamos a Montevideo a echarles una mano a aquellos desventurados tipos, aunque fuesen alemanes; así que, aprovechando la ocasión, aun a sabiendas de que era demasiado tarde para hacer nada por ellos, eché a andar con moderado entusiasmo al encuentro de mis fantasmas infantiles. De cualquier modo, aunque no sacase nada en claro del Graf Spee, siempre me quedaba el Tito quien, en nuestra anual conversación en el Bar Juanito, escucharía generoso el relato ampliado y aderezado de este rescate de recuerdos.
Pero tú querías llamar mi atención con otras cosas, Montevideo. Querías que te viera, que me fijara en ti, que me dejara de pavadas de Graf Speeses y marineritos heroicos y que me enredase en tus redes. Por eso abriste para mi la cajita de los asombros y, justo al salir del hotel, aprovechando mi torpeza habitual, me hiciste pisar una bosta de caballo. En plena Plaza Independencia. En 1969. Una rotunda bosta de caballo en la puerta del Hotel Victoria Plaza, antes de Moon.
Yo , que había salido a buscar perfumes de niñez me di de morros con ella. Qué admirable y qué insólito se veía en el asfalto aquel trofeo verde y oro. No por el hecho en sí, claro, no por el lugar elegido por el animal para cagar, sino porque aún rondasen caballos por el centro.
Aquella bosta le dio una vuelta de tuerca al destino. Me devolvió a los cuarteles de invierno de los años idos. Encendió mi curiosidad empujándome a buscar debajo de tu vestido. Me llamaste y yo atendí y me dejé llevar.
Olvidé el asunto del Graf Spee y a Tito. Olvidé el programa previsto. Incluso olvidé una visita concertada al Estadio Centenario -por cuyas tripas, si uno le pone atención, al atardecer, se escucha el tintineo metálico de los tacos- y caminé a donde quisieron llevarme mis zapatos. Como un gurí por la murga, me dejé llevar por calles engalanadas de forchelas; calles en las que aún estaba caliente el recuerdo de Xirgú y donde los diarios voceaban nombres desconocidos que iban a tardar poco en serme cotidianos; calles que aguardaban todo el año la vuelta del Carnaval, agotadas sus existencias de longanizas para atar perros ; veredas por las que los hinchas de Nacional caminaban agrandados con títulos libertadores e intercontinentales bajo el brazo como quien se exhibe con el termo para cocer el mate de la gloria.
El termo. ¿ Quién dijo termo...? El termo y el hombre. El termo y la cancha. El termo y Dios. Qué insólito espectáculo, querida, para unos ojos profanos, contemplar a unos ciudadanos comunes, en su mayoría tipos respetables, yendo y viniendo de sus quehaceres cotidianos con ese artefacto que uno cree reservado a situaciones de emergencia, con la mayor de las naturalidades, enganchados a él como un yonqui a la heroína. Aun reconociendo el aporte tecnológico que el termo representa para la cultura de la yerba (mate), no deja de ser chocante para unos ojos profanos, repito. Aquel día, caminé tus calles como nunca he vuelto a caminarlas mientras tú, Montevideo, hacías todo lo posible por deslumbrarme.
Unas veces de frente y otras por sorpresa. Me llevaste a comer achuras al Mercado del Puerto, nos tumbamos en la tarde de Pocitos y juntos amanecimos en el Cerro. Me trajiste a Alfredo y a Daniel y al loco del Sabalero y a la dulce Vera y yo te llevé conmigo al Este, a comernos las noches con Naná, con Manolo, con la Camerata.
Me gustaste desde el primer momento, Montevideo, pero fue más tarde cuando me enamoré de ti. Fue cuando te exiliaron y te viniste a mi casa con lo puesto. Ahí, mirada triste, sueños torcidos, carnes torturadas; ahí te conocí, Montevideo; ahí te sentí como algo mío, y ahí nos juramos amor eterno.
Joan Manuel Serrat / Revista MonteVIdEO Ciudad Abierta / Nro. 15
jueves, 13 de noviembre de 2008
MOVIDA JOVEN 2008 - Candombe en Noviembre
lunes, 10 de noviembre de 2008
HUGO FATTORUSO EN CONCIERTO
miércoles, 5 de noviembre de 2008
Candombe, chica y bámbula (2da. parte)
La presencia del negro en el carnaval montevideano no data de 1870, época ésta en que se fundan las primeras "sociedades de negros", como se ha repetido hasta el cansancio en artículos y hasta en libros. Cuarenta años antes, por lo menos, ya hay documentos que certifican la intervención del hombre de color, en calidad de tal, dentro de las clásicas fiestas. El periódico satírico "La Matraca" en su número del 13 de marzo de 1832 publica una visión de las carnestolendas de ese año con estas vívidas palabras: "Unos van, otros vienen unos suben, otros bajan. Aquí un turco, allí un soldado de la marina: el mamarracho de los Diablos, el cartel de la comedia. Por acá la policía, por allá los negros con el tango". Esta última referencia al "tango" de los negros tomada como acepción genérica del Candombe, reproduce el mismo hecho de 1807 que comentamos en nuestro título anterior. Nos extraña el párrafo que se refiere a "los Diablos"; ¿es acaso una expresión similar a los "diablitos" de Colombia o de México? El documento no aclara nada al respecto y sería peligroso extraer correlaciones con aquella danza tan característica de las repúblicas del Norte.
La aparición de la palabra "Candombe"
Hasta ahora la danza negra venía cubierta con dos títulos: calenda y tangos. Después de 1830 comienza aparecer el nombre de candombe. Luciano Lira publica en el año 1835 el primer tomo del "Parnaso Oriental" figurando en el una de las composiciones de Francisco Acuña de Figueroa que le dio mayor celebridad. Esta página data de 1830 aproximadamente. La precitada composición demuestra la presencia de la palabra candombe en el documento más remoto que hemos hallado. Dice así: "Canto patriótico de los negros celebrando a la ley de Libertad de Vientres y a la Constitución":
"Compañelo di candombe Pita pango e bebe chicha.Ya le sijo que tienguemo No se puede sé cativa: Pol eso lo Camundá, Lo Casanche, lo Cabinda, Lo Banguela, Manyolo, Tulo canta, tulo grita"...
Edicto policial sobre Candombes en 1839
El 28 de junio de 1839 la policía libra un edicto reglamentando "Los bailes denominados Candombes, con el uso del tambor". En él se establecen que están prohibidos en el interior de la ciudad y sólo permitidos frente al mar hacia la parte Sur, los días festivos, debiendo terminar a las nueve de la noche. Posteriormente fueron consentidos dentro de las casas en distintas partes de la ciudad. El edicto de 1839 quizás haya sido el último de la serie que se inicia en 1807 cuando el Cabildo resuelve por igual limitar estas expresiones. (Adolfo Rodríguez: "El Digesto Nacional", página 21, Montevideo, 1860).
La chica y la bámbula de 1857
A los nombres de calenda, tangos y candombe, cabe agregar ahora dos más: chica y bámbula. Según se desprende del documento que transcribimos líneas abajo la danza negra en el Uruguay poseía dos variantes: una de ellas era la danza de parejas sueltas de conjunto como el candombe o la chica; la otra era la danza guerrera que vio bailar d'Orbigny en 1827 y que al parecer llamábase la bámbula.Un articulista del "Comercio del Plata" del 21 de enero de 1857 se refiere a dos bailes negros que se practican en el Uruguay. Tiene esta crónica una encantadora inocencia y por la precisión de su detalle merece ser transcripta en toda su extensión:"Mui pocas ciudades de la América del Sur pueden reivindicar presentemente más que nosotros ese viejo diploma literario. Templo de las bellas artes. En efecto, poseemos en una escena magnífica todas las expresiones reunidas sea en el canto, sea en el drama, del ingenio humano y esas celebridades que han llenado de sorpresa y admiración los grandes pueblos europeos, empiezan a seguir en sus pasos el camino de Montevideo, como antes se transportaban de París a Londres en un día de descanso"Por derecho que tengamos a ser orgullosos no dejamos de mirar alrededor de nuestra vida cotidiana todo lo que de cerca o de lejos, en tal o cual modo representa las pasiones o sensaciones del alma".
El folklore musical uruguayo / Lauro Ayestarán - Bolsilibros Arca Montevideo - 1967