jueves, 22 de mayo de 2008

Domingo por Legrand

Desde hacía rato el sonido sordo lo venía acompañando, sabía que habían empezado.
Ahora ya puede distinguir los vaivenes del tronar, sus piernas aceleran el paso y el tambor que cuelga del hombro se acomoda para facilitar el tranco rápido.
Quedan dos cuadras, la ansiedad gana terrero¸ paso y paso.
“Debí haber salido antes” piensa, el retumbe de los tambores ocupa toda su cabeza.
La última esquina y los verá, una sensación de disfrute le embarga.

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